“Al igual que la Summa de la alta escolástica, la catedral del gótico clásico apuntaba ante todo hacia la totalidad. Por ello, tendía a aproximarse mediante la síntesis y la eliminación a una solución que fuese perfecta y final. Podemos por tanto hablar del plan del gótico pleno o de su sistema con mucha más propiedad de la que sería posible en cualquier otro período”.
Al igual que la escolástica trató de alcanzar y sintetizar todos los saberes, la catedral gótica se nos muestra como un intento de materializar en su imaginería la totalidad del conocimiento cristiano; fuera teológico, moral, natural e histórico. Por eso:
“De un modo similar, su diseño estructural trataba de sintetizar los motivos más importantes provenientes de cauces diferentes, lo que finalmente le llevó a alcanzar un equilibrio sin paralelo”.
Esta analogía, entre la escolástica y la arquitectura gótica, no es accidental ni casual. El autor propone que en la medida que la escolástica tomista perdió su ímpetu creador y se vulgarizó o sustituyó por otras escuelas, el arte gótico fue sustituido por tendencias menos sistemáticas.
Ambos responden al mismo “hábito mental”, es decir, responden a unas ideas rectoras de la cultura que impregnan todas sus manifestaciones. Durante la alta Edad Media, la escolástica latina transforma radicalmente la cosmovisión naturalista griega de la que era deudora. Los escolásticos representan el universo como una entidad de carácter divino evidente en sí misma, por lo tanto, inalterable y absoluta. Los filósofos escolásticos no pretendieron construir nuevas teorías sobre la naturaleza de las cosas a partir de la investigación o de conocimientos acumulados, sino explicar las nociones aceptadas por la física de la época desde la óptica de la tradición religiosa, considerada como valor absoluto. En la práctica de la arquitectura llevó a sublimar sus aspectos teóricos. No interesa el conocimiento técnico sino las leyes absolutas (divinas) en las que éste debe conformarse. Por ello el constructor medieval, al igual que el filósofo no pretendía crear formas nuevas ni ser original. Las analogías entre la arquitectura y la escolástica son: claridad, totalidad, homologación de las partes, aceptación y reconciliación de posibilidades contradictorias y principios retóricos. De lo manifestativo a la transparencia, de la concordancia a la reconciliación entre lo contradictorio y la diferencia razón-fe a espacio exterior-volumen interior.
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