miércoles, 29 de septiembre de 2010

La escuela de Atenas


Se trata de un fresco pintado por Rafael por encargo del papa Julio II. Éste deseaba ensalzar a través del arte la armonía entre la filosofía, los clásicos y la revelación de Jesucristo, la encarnación de la Verdad. La encarnación completa la Verdad, esa Verdad que busca la filosofía.
Se trata de una representación de los filósofos clásicos, en especial los griegos, alojados en un edificio abovedado, que simula un templo clásico, aunque no de época romana, sino más bien de tipo bramantesco. Es un espacio grandioso, de dimensiones colosales, donde cabe todo hombre. Hay una solemne arquitectura, porque la sabiduría griega es, en su totalidad, una construcción del pensamiento humano. Las personas son concebidas a escala de la arquitectura, monumentales. Hay sólo una perspectiva, a lo largo de un eje central: es la perspectiva racional, que corresponde a la “lógica” que, no siendo revelación, es la única guía de este pensamiento. Sin embargo, se sugieren las perspectivas de los cuerpos laterales: el esquema de este espacio, que debe plantearse como absoluto equilibrio de valores, es un esquema en cruz, como el de san Pedro de Bramante. Y pretende se un edificio “renacido”, del mismo modo que la sabiduría de los pensadores de la Antigüedad se ha visto “renacida” a través del pensamiento y de la doctrina cristiana.
Dentro de este templo clásico vemos dos hornacinas que contienen estatuas gigantescas. Una de ellas es Atenea, la diosa de la inteligencia, y la otra Apolo, dios de las artes y de la música. Estos dos dioses, que defienden el templo desde sus nichos, están acompañados de relieves. Debajo de Apolo el del rapto de las nereidas, una escena mitológica que representa a hombres desnudos raptando mujeres. El mensaje que Rafael pretendía transmitir con ello era que la inteligencia somete a los instintos.
En el centro de la composición vemos a Platón, con barbas, ya anciano, que contrasta con Aristóteles, en el apogeo de su fuerza corporal. Platón lleva el Timeo en una mano, mientras señala el cielo con la otra. Esto es porque su filosofía se centra en la idea, es más metafísica, quiere abarcar el cosmos.

 Sin embargo Aristóteles, que lleva la Ética, señala la Tierra con un bello escorzo, ya que su filosofía se basa en la observación de la naturaleza y del hombre mediante la razón. Pretende organizar el mundo con su pensamiento.Alrededor de estos dos maestros aparecen, bien en grupos o bien solos, diferentes personajes, que representan movimientos de la filosofía griega, árabe etc.Es interesante comentar que Rafael se ha atrevido a poner a los diferentes personajes rostros de hombres contemporáneos.
Rafael caracteriza los diferentes tipos de sabios, distingue con agudeza sus propios temperamentos y las mímicas designan también a veces la particularidad de sus enseñanzas. Es además admirable como consigue crear espacio mediante los diferentes personajes, no sólo con la masa, sino también con el color.

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