miércoles, 3 de noviembre de 2010

Una mirada al Arte Barroco


Décadas antes de que surga el arte Rococó, entre los años 1600 y 1750 aproximadamente, se sitúa una de las mejores etapas de la historia del arte: el Barroco.

El barroco es la continuación al manierismo italiano que prevalece durante la primera mitad del siglo XVI. Si el manierismo comienza a usar los cánones clásicos con artificiosidad, el barroco que le sigue, abandona la serenidad clásica para expresar un mundo en movimiento y agitación de los sentidos. Por lo tanto, la tendencia del barroco es a la exageración y la ostentación.

El estilo artístico del barroco surgió a principios de del sig
lo
XVII y desde Italia se se extendió hacia la mayor parte de Europa.
Se suele situar entre el Renacimiento y el Neoclásico, en una época en la cual la Iglesia Católica europea tuvo que reaccionar contra muchos movimientos revolucionarios culturales que produjeron una nueva ciencia y una religión disidente dentro del propio catolicismo dominante: la Reforma protestante.


Una característica importante fue el énfasis de la acción, ya que este ha de colocarse sobre el dramatismo: la consigna fue ganar al fiel a través de la emoción. Las escenas se vuelven dinámicas, lejos del hieratismo intemporal (término que se aplica a las figuras esculpidas o pintadas, en las que predomina una actitud monumental, majestuosa y rígida, y más especialmente al arte egipcio. Se opone al naturalismo) de los estilos anteriores. Las composiciones se complican para ofrecer variedad y colorido. Las luces, los colores, las sombras se multiplican y ofrecen una imagen vistosa y atrayente de la religión y sus protagonistas.




  • Las pinturas también ganan más contrastes de luz y distintas tonalidades de color, podremos ver contornos asimétricos, imágenes insólitas y composiciones donde las figuras, a fin de cuentas pierden su relevancia y se acaban mezclando con el escenario donde se encuentran.




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